Soy una persona que había perdido el “oriente”, el sentido de la vida, en ciertos aspectos ésta era un caos y vértigo y ya no me quedaban fuerzas para afrontar mi realidad.
Me hablaron del Centro de Orientación Familiar “Juan Pablo II” y allí conocí a Patricio que me acogió con gran respeto, sin intromisiones, ni prejuicios y me dio herramientas que me ayudaron a enfrentarme a las situaciones diarias que debido a mi situación personal yo sólo no podía afrontar.
Después de varios meses fui encontrando la paz, la serenidad, la confianza y viendo la vida de otro modo más objetivo y así poder salir adelante.
Estoy inmensamente agradecido a su persona que con su gran profesionalidad y buen hacer me ayudó tanto y continúa haciéndolo.
Gracias Dios, gracias Patricio, gracias COF.